martes, 3 de marzo de 2015

El regreso de Álvarez



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Lo intuyo
en el fondo del viejo baúl:
Agazapado,
esperando el momento de liberar su sonrisa giocondina,
esa que, a no mucho tardar,
mostrará satisfecho en su regreso a las aulas.

 
¡Qué pesar tan grande me produce su restitución
sabiendo que, pronto, el misal y los rosarios,
de blanco nácar el uno,
de negras cuentas el otro,
habrán de presidir junto a su cara de burlonas redondeces
las horas y los pupitres!

 
No, señor Álvarez, no…
No me gusta lo que intuyo tras esa,
su risa burlona

                    y wertera.



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