martes, 12 de junio de 2012

El niño minero












En el espejo del agua
veo su rostro reflejado:
ojos de carbón pintados,
boca para el pan sellada
y el sol, para sus huesos incierto...

En las entrañas del suelo
tiene su escuela y su Credo,
y en sus manos, más pequeñas
que el mineral que va lamiendo,
en vez de lápiz y libreta,
sus uñas como única herramienta.

Para él no se hizo la siesta
y si su espalda se dobla
no es por llevar la Cultura
sobre la espalda y a cuestas,
que es por soportar la carga
de la mina en la carreta.

¡Qué dolor para el Poeta
si viera a este niño minero
que, aun sin arado y sin yunta,
parece su Niño Yuntero!








Del poemario: Espontáneos, en el día internacional contra el trabajo infantil.
Ilustración: B. Estal






                                             

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